Después de tres horitas de bus y dos más de ferry llegamos a Bagan. Nos bajamos del barco y cogimos un taxi que era un carro de caballos.
Encontramos alojamiento y antes de entrar en la habitación nos dijeron que habíamos de pagar una tasa de 10 dólares por persona. Nos negamos en rotundo. Nos dijeron que el estado obligaba a todos los extranjeros a pagarla y que sino no podíamos hospedarnos en ninguna guest house. Muy a regañadientes pagamos sabiendo que los 20 pavos iban directamente a las arcas del estado de haberlo sabido os lo aseguramos que nos lo habríamos pensado mucho de venir a esta ciudad.
Quedamos a primera hora hora con Nops y Anja para recorrer todas las pagodas de la zona. A lomos de unas bicicletas un tanto destartaladas empezamos a ver templos y más templos. Miraras donde mirases se veían templos de todo tipo y de diferentes tonalidades. Nos encontramos a un local que tenía su carruaje a caballo y nos sugirió que fuésemos a un templo dónde se observaba una panorámica de old-Bagan. Después de encallarnos varias veces en la arena de los caminos que conducían al templo llegamos hasta lo más alto y las vistas eran increíbles. Ante nosotros se alzaban más de cuatro mil .
Comimos curry y verduras y nos dirigimos hacia los templos más importantes. Gigantescas stupas de color grisáceo en las que se alzaban unas puntas doradas relucientes.
Se nos unieron a la ruta dos locales muy divertidos. Escalamos hasta lo más alto de las diferentes stupas. Veíamos stupas hasta donde nuestra vista alcanzaba.
Decidimos ir en búsqueda de una stupa más alta dónde observar el atardecer. Nos chicos nos sugirieron una que era increíble, estábamos absolutamente solos pero justo delante había una gigantesca stupa de color blanco donde pensamos que realmente veríamos mejor la puesta de sol. Así que no nos lo pensamos y fuimos para ahí. Claro el mejor lugar para ver la puesta suele estar frecuentado por millones y millones de autobuses de turistas. Hasta la fecha nos habíamos cruzado con muy pocos.
Ver como caía el sol entre centenares de templos fue algo inolvidable.
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Cogimos un pick-up cargado entero de sacos, pero resultó ser más cómodo que incomodo ya que aprovechamos y nos sentamos encima y jugamos varias partidas a las cartas. Llegamos de nuevo a Mandalay, habíamos quedado con Miguel para ir juntos a Monywa. Así que ya todo el equipo reunido otra vez y tras despedirnos de nuevo de nuestro amigo Mr. Joe, que para que os hagáis una idea de lo que os decimos de la gente de aquí, se equivocó al darnos su dirección de e-mail y vino a toda prisa en su hasta rickshaw la estación de autobús para darnos la dirección correcta, simplemente os explicamos esto para que os hagáis una idea del carácter de la gente. Cogimos el bus para Monywa con la intención de visitar unas cuevas al día siguiente.
Así fue llegamos llegamos a media tarde nos informamos de como ir a las cuevas de Hpo Win Daung, cenamos y nos fuimos a dormir.
Al día siguiente cogimos un ferry solos, ya que no sabemos porque no podíamos ir en el mismo que los locales. Nos montamos en un pick up que nos llevó hasta las cuevas. Más de 900 cuevas con millones de budas esculpidos directamente en la pared. Resultó muy interesante como muchos budas esculpidos en la propia pared estaba en muy buen estado.
Volvimos de nuevo a Monywa, pero por el camino para aprovechar el pick up paramos por el camino en una aldea, donde una familia nos invitó a estar con todos ellos, había muchos niños, y nos pedían que les hiciésemos fotos porque se lo pasaban en grande mirándose luego.
Ya en la ciudad tomamos myanmar-te en una terraza dentro de un monasterio lleno de locales y cogimos un pick up para ir a una colina dónde se hayaba el segundo buda más alto del mundo.
Quisimos subir hasta arriba de todo pero no nos dejaron entrar ya que cerraban a las cinco ( no creáis que no lo intentamos de todas las maneras...). Una preciosa puesta de sol para finalizar un completo día.
Llegamos a la estación de bus y no podíamos creer como íbamos a coger en ese bus totalmente lleno de paquetes y sacos de vete tu a saber que. De hecho más de la mitad del bus llevaba carga y los pocos asientos que quedaban eran para pasajeros.
Durante el trayecto vimos zonas rurales donde el medio de transporte más utilizado aún era el caballo y había bueyes que tiraban de carros para el conreo.
Llegamos a Hsipaw sobre las tres de la tarde. Nos hospedamos en una guest house que nos había recomendado Thura. El lugar en si estaba algo deteriorado. No había ducha, si querías asearte habías de avisar a la dueña para que hirviera agua caliente y a cazos.
Sin embargo, la mujer era muy agradable y nos facilitó varios mapas hechos a mano para recorrer la zona. Además sabíamos que no estábamos enriqueciendo de manera directa las arcas del estado.
Sabemos que de manera indirecta el estado siempre acaba recaudando algo pero por suerte la mayoría de viajeros que visitan el país intentan evitar al máximo usar los diferentes transportes estatales y también sus hoteles.
Comimos de nuevo en un indio y fuimos a tomar café a la cafetería del pueblo acompañados por una especie de porras deliciosas.
Conocimos a un chico de Madrid, Miguel, que estaba viajando también por aquí, hablamos un buen rato con él y fuimos a tomar unas cervezas todos juntos.
Durante la noche cayó una tormenta espectacular. El ruido de la lluvia era tal que nos levantamos a las cinco de la madrugada a observar como caían litros y litros de agua. Me entraron muchas ganar de ir al lavabo que por desgracia estaba en el patio de fuera que no era cubierto. Salí corriendo y me pegué un guarrazo de campeonato así que ya ves a Esther curándome heridas a las cinco de la mañana, vaya nochecita.
Nos levantamos temprano y quedamos todos para ir a ver las diferentes aldeas, plantaciones de té y demás que salían en el mapa.
Desayunamos semosas y porras junto con un sabroso té. Mapa en mano empezamos a caminar. En cosa de media hora el escenario era completamente diferente. Extensos campos de cultivo rodeados de pequeñas aldeas. El búfalo aún es el animal de carga y transporte.
Pasamos por un cementerio musulmán y acto seguido no sabíamos bien que camino coger así que nos guiamos por unos niños/monje que iban camino de un monasterio según estaba señalizado en nuestro plano.
Acto seguido encontramos la primera aldea dónde utilizaban la energía hidráulica para producir electricidad. No imaginábamos que aún hubiera lugares en que obtuvieran la electricidad de tal manera.
Durante todo el trayecto todo el mundo que se cruzaba en nuestro camino nos sonreía y saludaba como si hubiesen visto a muy pocos turistas a lo largo de su vida.
Caminamos y caminamos hasta las plantaciones de te y ahí comimos unas galletas, descansamos un poco sobre una piedra en lo alto dónde podíamos observar todo el valle y volver a emprender la vuelta.
Ya llegando a una aldea empezó a caer un chaparrón de mucho cuidado. Buscamos refugio y vimos como unas niñas bailaban una especie de danza tradicional. Un hombre nos dijo que subiéramos a una especie de terraza dónde nos resguardamos de la lluvia. Nos invitó a te y una especie de puros que son muy típicos aquí.
Muy agradecidos y acabada la lluvia nos fuimos en búsqueda de unas aguas termales que aparecían en el mapa pero no estábamos muy seguros de encontrarlas. Cruzamos un río y ahí estaban. Resultó fantástico acabar la jornada, después de varias horas de caminata, en aguas termales jugando con los locales y relajándonos un rato.
Al llegar de nuevo al pueblo nos pegamos una buena comilona, tomamos té y nos fuimos a dormir pronto ya que al día siguiente queríamos ver el mercado a las 5h de la mañana.
Resultó precioso ver todo un mercado iluminado con velas ya que la electricidad en muchos lugares del país está muy limitada.
Básicamente el mercado era de vegetales y pescado que la gente que vive en las zonas más rurales baja a la pueblo a venderlo.
Desayunamos té y porras recién hechas y luego fuimos a ver lo que ellos llaman el "floating bridge". Constaba de unas plataformas gigantes que se balanceaban cuando los camiones cruzaban el puente, que tenían que hacerlo de uno en uno por supuesto.
Junto con Nops y Anja decidimos coger el tren para regresar de nuevo a Mandalay con destino Monywa.
La experiencia del tren fue muy interesante. Ver como aún utilizan el mismo tren que hace cien años incluyendo la velocidad supersónica de 20 kilómetros por hora.
Los vagones se balanceaban de lado a lado y en las zonas más estrechas habíamos de pasar casi parados ya que sino chocábamos contra las paredes. El recorrido entre Hsipaw y Pyin U Lwin es famoso por el paso del desfiladero de Gokteik.
Fue espectacular sacar la cabeza por la ventana y ver como estábamos cruzando por un acantilado de unos cien metros. La verdad que sacar la cabeza por la ventana de un tren o autobús no es buena idea en este país pues os podéis comer un buen escupitajo con tabaco rojo de mascar incluido, os lo digo por experiencia!jeje.
Después de unas cuantas partidas al cuatro en raya y tras engullir varios bananas llegamos a que era Pyin U Lwin solo una ciudad de paso pero a pesar de ello cenamos en un restaurante hindú buenísimo.
De camino en el autobús hacia Mandalay coincidimos en una área de servicio con una pareja de austriacos muy simpáticos estuvimos hablando un rato con ellos, nos deseamos buen viaje y por casualidad nos los encontramos de nuevo en el hostel. Nos comentaron que habían conocido a un hombre que había sido monje pero después de la revolución de los monjes de 2007 dejó el budismo desde el punto de vista de monje y ahora se dedicaba a enseñar budismo, inglés y valores a niños que viven en un monasterio. Thura, así se llamaba el ex-monje que se ofreció a enseñarles toda la ciudad evitando tener que pagar por entrar a los diferentes puntos de interés. Y la pareja de austríacos, Norber y Anja nos ofrecieron visitar la ciudad con Thura. Aceptamos sin dudarlo. De buena mañana cogimos un pick up público y nos dirigimos a Sagain y Thura nos llevó a un monasterio para ver como los monjes tomaban su almuerzo. Fue increíble ver el silencio que se respiraba y el orden con el que esperaban recibir su comida.
Normalmente los monjes salen a la calle sobre las 5 de la mañana para recolectar su almuerzo y la gente les da diferentes alimentos. En esta ocasión una familia adinerada de Mandalay había pagado todo el almuerzo para el monasterio budista. Vimos la cocina dónde cada día se cocinaba toda la comida para los monjes.
Posteriormente nos ofrecieron desayunar en el monasterio, el almuerzo consistía a base de arroz, judías, espinacas con cacahuetes y de postre unos deliciosos dulces, vaya todo un desayuno de campeones que nos pegamos.
Una vez desayunados y agradecidos a la familia que nos invitó a ese delicioso almuerzo subimos a lo alto de la colina de Sagaing dónde vimos unas estupendas vistas repletas de pagodas doradas por todas partes.
Nos reunimos de nuevo con Thura y fuimos a Mingun dónde vimos la segunda campana más grande del mundo, un templo de mármol espectacular y un templo construido a base de ladrillos.
Durante el trayecto Thura nos explicó la situación actual del país y el motivo, por decirlo de alguna manera, por el cual en 2007 el gobierno militar mató a 35 monjes. Éstos simplemente estaban pidiendo al gobierno que bajasen el precio del crudo ya que esta subida estaba provocando el encarecimiento de todos los alimentos básicos y toda la población birmana no iba a poder pagar dichos precios y el país entraría en una crisis terrible. Se reivindicaron simplemente rezando y al parecer esto no sentó bien al gobierno militar y acabó disparando contra ellos. Los países con más peso en el continente asiático (India y China) al parecer no les importa mucho la situación en la que se encuentran los birmanos lo único que realmente les preocupa es poder seguir explotando todos los recursos naturales del país (oro, plata, madera de teca entre muchos otros) y como el gobierno sigue enriqueciendo sus arcas pues a ellos ya les va bien.
Bueno sigamos hablando de nuestro fantástico día con nuestros amigos austríacos y Thura. Después de visitar Mingún fuimos a un poblado para ver como viven las familias, que son muy numerosas en general. Fue increíble ver lo poco que necesita estas familias para estar todo el rato sonriendo y encantados de vernos interesados por su manera de vivir. Thura es un hombre que está muy acostumbrado a estar en contacto con viajeros que quieren recorrer los alrededores de Mandalay y gracias a él pudimos ver la manera real en la que vive la población más de cerca, a Esther le pintaron la cara con thanaka . Y nos permitió ver de nuevo la enorme generosidad y hospitalidad del pueblo birmano, son una gente encantadora y con muchísimas ganas de saber cosas sobre nosotros.
Fuimos a ver el atardecer a Amarapura dónde se haya el puente de teca más largo del mundo, disfrutamos una increíble puesta de sol.
Nos despedimos de Thura enormemente agradecidos. Nos subimos, juntos con la pareja austríaca, en el techo del pick up en dirección al hostel y a comer algo. Repetimos de nuevo el restaurante indio que estaba de nuevo exquisito.
Compramos los billetes de autobús para Hsipaw. Nos tomamos una Myanmar beer con nuestros amigos austríacos y nos fuimos a dormir que al día siguiente madrugón para coger el bus.
Después de 12 horas de bus llegamos algo desubicados y entre el cansancio y la poca planificación que habíamos hecho del día perdimos el ferry que nos llevaba a una zona que queríamos visitar. Aún con el recuerdo del timo en la cabeza y algo malhumorados volvimos al hotel para que nos proporcionaran un plano de la ciudad.
Fuimos al Mahamuni Paya en el cual hay un buda que cada día le limpian la cara y con el agua sucia la guardan embotellada como agua sagrada. Una vez limpio le van enganchando bolas de pan de oro y sólo los hombres pueden subir al altar.
Cogimos un pick up para subir de nuevo toda la avenida 84 y buscar algún lugar dónde llenar la barriga. Encontramos una especie de cantina dónde comimos una especie de bollo de verduras y rollitos que estaban ricos. Diambulando un poco por la calle nos vino a hablar un conductor de rickshaw (bicicleta con una especie de sidecar acoplado en el lateral). El tipo era de lo más agradable y nos ofreció llevarnos a visitar una colina a lo alto de la ciudad y unos templos que conocía. La decisión no pudo ser más acertada ya que Joe (así se llamaba nuestro guía/conductor) resultó ser una maravillosa persona que nos explicó cosas muy interesantes sobre el país, sus costumbres, su familia e historia de los templos.
Subimos hasta arriba de todo de Mandalay Hill dónde contemplamos unas preciosas vistas de la ciudad. Lástima que el cielo estuviese algo tapado y no se apreciase la puesta de sol.
De repente vinieron dos monjes budistas a hablar con nosotros, hablaban un inglés un poco difícil de comunicar pero vino otro chico/monje de nuestra edad que entendíamos mejor. Estuvimos hablando con él hasta que oscureció. Fue fascinante la conversación que tuvimos con él. No pudimos reprimirnos en preguntarle sobre que pensaba del gobierno militar, nos contestó que no le dejaban expresar su libertad y que tampoco podía hablar mucho más del tema pues podía ser peligroso. De hecho uno de sus profesores de la universidad budista está encarcelado en una gigantesca prisión que pudimos observar desde lo alto de la colina.
Intercambiamos correos con nuestro amigo monje y bajamos con algo de prisa ya que Joe nos estaba esperando en su rikshaw. Seguimos hablando con él nos contó muchas más cosas sobre su familia y todo lo que tiene que trabajar para poder comprar un kilo de arroz para dar de comer a todos. Era un tipo genial que resultó ser muy conocido en la zona, Mr. Joe nos aconsejó que fuéramos a cenar a un restaurante indio que a parte de ser escandalosamente barato comimos unas chapati con unas salsas exquisitas y claro como no repitiendo hasta reventar. Parecía que la buena onda del viaje volvía a su cauce.
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Embarcamos sobre las 18:00 h dirección Yangon, antigua capital antes que el régimen militar se instaurara en el gobierno. Vuelo sin problemas. Lo primero que llamó nuestra atención fueron las pocas luces que se observaban desde el avión. Aterrizamos y conocimos a Lautaro un chico de Chile y a Tomás de Francia. Compartimos el taxi con ellos y nos metimos los cuatro, incluidas todas las mochas a presión. Vaya que no podíamos ver más que nuestras bolsas delante de nuestra cara.
Nos bajamos del taxi y lo primero que vimos fue un grupo de niños jugando con el balón en la calle y un estallido giganteso de sonrisas y saludos por parte de todo el mundo.
Buscamos alojamiento y acabamos durmiendo Lautaro y nosotros dos en la misma cama, una noche muy romántica con varias risas incluídas!
Una vez hospedados fuimos Lautaro, Tomás y nosotros dos a tomar una cerveza, brindamos por el nuevo país, cenamos y nos fuimos a descansar.
Al día siguiente nos levantamos pronto y fuimos a ver que nos deparaba esta nueva ciudad. Era como si el reloj hubiera dado marcha atrás durante unos ochenta años. Lo primero que nos llamó la atención fue que todos los hombres llevan una especie de falda, llamada "longyi" y mascaban nueces de areca como tabaco de mascar que les dejaba los dientes de color rojo y después lo escupían. Las mujeres y niños tenían la cara cubierta con pintura blanca sacada de los arboles, llamada "thanaka". Otro aspecto que también nos llamó mucho la atención fue la gran cantidad de teléfonos fijos que hay en medio de la calle a base de empalmes chapuzeros.
Fuimos a cambiar Kyats, que es así como se llama la moneda del país, al mercado negro ya que el cambio del gobierno es de un dólar por ocho kyats mientras que lo usual es un cambio entre 800 y 900 MMK, esto ya os puede ir dando una idea la economía artificial que lleva a cabo el gobierno militar. De repente llegó un hombre con una bolsa repleta de diferentes divisas y nos hizo un cambio aceptable. Al tener los billetes algo arrugados nos hicieron un cambio algo peor, tampoco cambiamos todo de golpe.
Visitamos la ciudad con Lautaro y nuestro primer lugar fue la Pagoda Shwedagon Paya. Una gigantesca estupa dorada que se eleva 98 metros y está hecha a base de oro y piedras preciosas. Esther echo agua al buda que correspondía al día de la semana que había nacido que dicen que da mucha suerte.
Caminar por esta ciudad resulta una aventura pues esta lleno de agujeros en medio de las aceras que si caes ahí dentro vete tu a saber que te pasa. Imaginaros lo que fue la vuelta al hostel por la noche y sin linterna, aquí las calles son muy oscuras.
Fuimos a un parque dónde había el lago Landawgyi a descansar bajo la sombra ya que el sol apretaba con fuerza. Recorrimos todo el parque por una larga pasarela de madera y nos despedimos de nuestro amigo Lautaro que ya partía para el norte.
Nosotros volvimos a la Shwedagon Paya para ver el color brillante que ésta cogía al reflejar el sol de media tarde. La verdad es que cambia mucho visitar la pagoda con una luz u otra.
Vimos como iluminaban la pagoda partimos hacia la zona del hotel en búsqueda de un lugar donde comer mucho ya que no habíamos comido nada en todo el día. Encontramos un restaurante indio en el que tu pedías y podías repetir tantas veces como quisieras, estaba riquísimo. Totalmente destrozados nos fuimos a dormir.
Al día siguiente desayunamos con la calma, hablamos con la diferente gente del hotel que ya había recorrido todo el país y todo el mundo estaba encantado. Decimos ir a cambiar un poco más de dinero y de camino nos encontramos a un hombre italiano que nos dijo que había cambiado en la calle a un tipo de cambio muy bueno. No lo dudamos fuimos a la zona y la verdad que el tipo de cambio estaba genial pero nuestros billetes un tanto arrugados así que cuando los veían bajaban drásticamente la oferta inicial. Unos locales nos ofrecieron un buen tipo de cambio, contamos el dinero unas cuatro veces, de nuevo vieron los billetes y bajaron la oferta, bueno no estaba tan mal. Nos guardamos todo el fardo de billetes que os aseguramos que parecíamos el tio gilito y fuimos a ver otra pagoda dónde aún se conservan 6 pelos de buda llamada Botatung Paya
Volvimos al hotel para coger el bus dirección Mandalay. Antes de eso claro contamos de nuevo el dinero y zas! si amigos aquí viene la primera mala experiencia del viaje, nos timaron, juego de manos juego de villanos, faltaba un fardo de cincuenta billetes. Se nos quedó una cara de tontos que no os lo podéis imaginar. No entendíamos como podía haber sido, error nuestro después de todo el follón no hicimos el recuento final. La verdad es que en ese momento estábamos furiosos, decepcionados, caminando hacia el bus con los ánimos bastante hundidos y la verdad, ya no tanto por la cantidad de dinero que tampoco era tanto sino más bien por la ilusión que uno le pone en visitar un país nuevo que todo el mundo te sonríe y quiere saber de ti y viene el típico payaso de turno y lo echa todo a perder, Bueno la ruta había que seguir ya sabíamos que en algún momento u otro las cosas se torcerían.
Con todo esto nos montamos en el bus dirección Mandalay, la segunda ciudad más grande del país situada en el norte.
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Después de un cansino viaje donde en nuestro billete ponía "stand up" y teníamos que ir cambiando de sitio cada vez que llegaba más gente hasta quedarnos de pie!
Llegamos tarde, cansados y con ganas de dormir. Caminamos un rato, levantamos las manos y dos chicas con un pick-up se ofrecieron a llevarnos en búsqueda de algún lugar barato donde dormir.
Aún no sabemos porque pero fuimos a un primer lugar que el precio se salía de presupuesto y nos dijo que sabía otro de mejor precio. El sitio donde nos llevó sólo entrar ya sabíamos que no podríamos pagar eso y nos daríamos media vuelta. De repente la chica (martil , angel o no sabemos que decir) nos dice que ella nos paga la mitad de la habitación. Obviamente le dijimos que mil gracias pero que nos estaba dando su dinero y que no lo podíamos aceptar que ya nos buscaríamos la vida. Insistió y acabamos aceptando. Aún sorprendidos de como puede haber gente tan sumamente generosa. Gracias MUI!
Dejamos la lujosa habitación en búsqueda de un alojamiento económico para la siguiente noche. Después de que un señor nos acercara un trecho en su furgoneta caminamos y caminamos con un sol sofocante y finalmente encontramos un alojamiento barato en un lugar repleto de restaurantes de comida local exquisita, nos hinchamos.
Paseamos por el río, vimos el atardecer y un par de templos.
Unas partidas las cuatro en raya y a dormir que al día siguiente madrugón y de nuevo a BKK para embarcar a Yangón ( antigua capital de Birmania).
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Llegamos a Lampang . El carácter de la gente del norte es seco pero a la vez son gente muy hospitalaria y con ganas de ayudarte. Nos montamos en la parte trasera de un pick-up de un chico que estaba por la estación sobre las 12h de la noche y nos acercó al centro de la ciudad. Encontramos una habitación bastante sucia pero el cansancio fue su mejor enemigo.
Esta ciudad no está en la ruta de muchos circuitos, ya que no tiene muchos puntos de interés turístico, sin embargo resulta interesante ver como es la vida de la gente cuando no hay ningún tipo de influencia turística.
Es curioso la gran cantidad de carruajes a caballo que hay en toda la ciudad, los siguen utilizando para desplazarse por las calles.
Vimos diferentes templos de herencia birmana, paseamos, comimos y cogimos de nuevo el amigo tren con destino Pitsanulok.
Y nos montamos en el bus con destino a Pai. Eso sí sufriendo 702 curvas con el divertido autobús local. Pai es uno de los lugares más escogidos por los tailandeses para pasar la nochevieja. Claro con tantísima gente en un pueblo los precios del alojamiento se triplican literalmente. Por lo que fuimos a una especie de camping con duchas y lavabo que se estaba muy bien la verdad.
El último día del año en Pai, una pueblo con mucho encanto y que parece que aún vivan en los 70. Paseamos un poco por los alrededores. Hasta cruzamos a pie el río!
Cenamos en un indio que estaba buenísimo. Compramos cerveza "Archa" y fuimos a las diferentes hogueras que se organizaban debajo del puente. Compramos unos farolillos con una mecha que cuando prendía se elevaban, es típico lanzarlos pasada la cuenta atrás.
Así empezamos el año! Fue una pasada ver todo el cielo iluminado de estos farolillos, parecían estrellas, y cada uno de ellos llevaba un deseo.
Empezamos el año a ritmo de reggae y ska con un grupo muy animado que también hacían bailes de cadenas de fuego.
Más birras, unos divertidos bailoteos y para la tienda que al día siguiente seguíamos la ruta. Nos levantamos con un dolor de cabeza muy extraño, estas birras thailandesas que deben llevar? Desayunamos fuerte en año nuevo, tortilla, vegetales y arroz con shake de banana!
702 curvas más y de nuevo en Chiang Mai para coger tren dirección Lampang.
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Ya con la visa de Myanmar, nosotros diremos Birmania, decidimos ir a recorrer el norte del país, nuestro primer destino Chiang Mai. La manera más barata de desplazarse, el tren, pero claro todo tiene su precio, 16 horas de vagón con asientos super duros donde dormir resultaba ser una tarea de equilibristas.. jeje.
En fin llegamos doblados a Chiang Mai, una ciudad norteña donde hemos notado una diferencia absoluta por lo que concierne a desarrollo y salud.
Esta ciudad esta repleta de templos, más de 300 y tiene un mercado nocturno muy concurrido donde transcurren larguísimas colas de gente. El primer día alquilamos una motito que ya hacía tiempo que no recorríamos con vehículo propio y ya se echaba un poco de menos!
Dimos una vuelta por los alrededores en búsqueda de ver a las "Karen" (longneck). Prestad mucha atención a estas fotos que valen su peso en oro, costaron un ojo de la cara verlas, sólo entramos uno de los dos así que las fotos no podían fallar, jeje!
Luego hicimos un poco de esxcursión por unas divertidas carreteras serpenteadas.
Ya de vuelta a la ciudad fuimos a el templo "Doi Suthep", que esta en lo alto de una montaña, donde se contemplaban unas buenas vistas panorámicas de la ciudad y la carretera de nuevo era de lo más divertida.
Después de unos kilómetros de curvas y más curvas la moto empezó a hacer extraños, claro falta de carburante. Por lo que llegamos, subimos las escaleras del templo, vimos las vistas y nos fuimos.
Empezamos a descender ya con el tanque completamente vacío y con la simple inercia de la pendiente bajamos de nuevo todas la curvas ( sólo faltaba el luís rascando ahí,juas!). Suerte que luego encontramos a un chico que nos acercó en su coche a una gasolinera por un litro y reanudamos la marcha sin mucho más problema. Por la noche nos inchamos a cenar en el mercado nocturno, unos platos de curry con pollo deliciosos y su precio aún mas!
Al día siguiente hicimos visita por la ciudad a los principales templos .