miércoles, 9 de marzo de 2011

De camino a Yogyakarta (Borobudur)

Último país del sudeste asiático por explorar y posiblemente  el más inmenso con diferencia.

Cuando empezamos a planear la ruta, había tantos lugares por ver que parecían fascinantes que nos vimos algo desbordados y tuvimos que empezar a descartar islas que por mucha pena que nos diera era lo mejor ya que es mejor ser realista y centrarse en una zona que empezar a dar tumbos  de un lado a otro y pasar más tiempo en transportes que explorando.

Así que como despedida de Singapur que mejor manera de hacerlo que  durmiendo en las sillas de plástico de la terminal de low-cost del aeropuerto no? jeje! y ya viendo como poco a poco se vaciaba el aeropuerto terminar instalándonos en un parque infantil con tobogán y lo más importante con un suelo sintético de esos blanditos. La verdad es que dormimos mucho mejor de lo esperado y nuestro despertar fue de lo más homeless ya que los críos ya estaban deslizándose por el tobogán y correteando por nuestra casa improvisada por lo que desmantelamos rápidamente el campamento y facturamos las maletas con destino Yakarta, capital de Indonesia situada en la isla de Java.

Vuelo sin problemas ni retrasos. Sólo salir del aeropuerto ya nos estaban esperando nuestros "amigos" los taxistas/acosadores insistiendo en llevarnos al centro de la ciudad. Caso omiso cogimos el bus de linea regular con destino a la estación de tren con dirección Yogyakarta.

Animando al Arema
Hicimos la cola pertinente para comprar los billetes y nos dicen un precio que no esperábamos en absoluto (para mal claro) y nos dimos cuenta que en Indonesia las estaciones de tren de clase económica y las de business y executive están separadas. Sin saber muy bien que hacer le preguntamos a un chico llamado "Deddy" que qué habíamos  de hacer para coger tren dirección Jogyakarta en clase económica y nos dijo que no había problema que él nos ayudaba.

Salimos a la calle y cogimos un triciclo a motor que nos llevó a la estación donde parten los trenes económicos y de repente Deddy se ofreció a pagarnos el triciclo motor y acto seguido nos llevó a la oficina de atención al cliente donde nos atendió una chica de lo más simpática y servicial que nos vendió los billetes a precio local que en Indonesia es algo muy pero que muy difícil de conseguir, ya que están constantemente subiéndole el precio en cualquier cosa por ser turista.


Como teníamos que esperar bastante hasta la salida del tren, el chico que nos había ayudado a ir a la estación nos invitó a comer con él a un restaurante y saborear por primera vez la comida típica indonesa, aceptamos encantados e incluso insistió en pagarnos la comida.

Antes de partir el tren sobre las nueve de la noche tanto la chica que trabajaba en atención al cliente como los vigilantes de estación nos aconsejaron que tuviéramos mucho ojo por la noche ya que hay robos frecuentes en los trenes. Medio aculiñados nos montamos en el tren repleto hasta la bandera e ingerimos litro y medio de coca cola para hacer turnos de vigilancia y de repente oímos un sonido fortísimo contra nuestra ventana, alguien había tirado una roca que rajó todo el cristal. Menudo susto nos llevamos!

En los trenes de Indonesia circulan unos personajes que venden absolutamente de todo (comida, peines, peluches, mecheros gigantes, cortazanahorias, chanclas e infinidad de cosas más) que lo van poniendo encima de la gente y ni se inmutan, es muy gracioso. Finalmente desistimos y nos quedamos fritos y tanto nosotros como nuestras bolsas llegamos sanos y salvos después de diez horas de viaje a Yogya.

Hemos empezado a adoptar una nueva modalidad de alojamiento que es cojonuda llamada "couchsurfing.com" una página dónde gente de todo el mundo ofrece y demanda alojamiento. Enviamos un couchsurfing  a Iwayan y nos contestó casi al instante aceptando nuestra solicitud de  hospedarnos en su casa de Jogya. Salimos de la estación de tren y ahí estaba nuestro nuevo amigo Iwayan. Nos llevó a su casa nos explicó que estaba estudiando su cuarto año de medicina y que acababa de finalizar exámenes y había estado viajando un poco por Indonesia.


Nos acompañó a la estación de bus para coger el bus correcto para ir a visitar los templos de Borobudur, una de las atracciones principales de la ciudad.


Unos templos bonitos con un volcán a lo lejos  (el primero que avistábamos).


Regresamos y quedamos de nuevo con Iwayan y sus divertidos amigos que nos llevaron en su coche a cenar a un restaurante construido a base de bambú y que servían una comida deliciosa.


Nos invitaron a la cena a pesar de nuestra insistencia (tampoco tanta...es broma!) en pagar nuestra parte. Como veis nuestro primer contacto con la gente de Indonesia no podía haber sido  mejor!
Luego Iwayan nos llevó a la zona de Malioboro, un parque dónde la leyenda dice que si eres capaz de cruzar con los ojos vendados unos 300 metros y pasar entre dos grandes árboles se te cumplirá tu deseo. Esther acabó consiguiéndolo y yo hice el ridículo acabé en el mismo sitio donde había empezado...
A la mañana siguiente nos despedimos muy agradecidos y cogimos el tren con destino Probolinggo.

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