Ya con ganas de volver a sentir esa sensación de cuando ves algo espectacular ante tus ojos y esa alegría y satisfacción dentro de nosotros nos dirigimos hacia la costa oeste del país que es donde se suponía que debíamos ver los paisajes tan espectaculares que estábamos ansiosos por ver.
Nada más recorrer unos 100 km al sur vimos unas bahías preciosas con unos majestuosos picos nevados en el horizonte.
Paramos en diferentes puntos de vista y nuestro estado de ánimo cambió radicalmente.
Por fin llegamos a la zona de glaciares y fuimos al punto de información DOC dónde proporcionan mapas de las diferentes excursiones que se pueden realizar por la zona.
El tiempo había cambiado drásticamente, el cielo era azul y no había ni una sola nube, fantástico! Decidimos empezar por el glaciar Fox e ir a ver el Lago Mathenson.
Sin palabras. Así nos quedamos al ver reflejados en el agua del lago, el monte Cook y el monte Tasman, los dos picos más altos de Nueva Zelanda. Su cumbre estaba totalmente nevada y el reflejo era mayor que el de un espejo. Bueno no decimos nada más juzgad vosotros mismos.
Recorrimos todo el lago y una vez recorrido volvimos otra vez a verlo por última vez pues es de los paisajes más bellos que hemos visto en estos meses que llevamos de ruta.
Con la alegría a flor de piel hicimos otra caminata hasta la lengua del glaciar Fox.
Fue muy interesante ver como la lengua del glaciar repleta de enormes bloques de hielo de color azul.
Fue muy interesante ver como la lengua del glaciar repleta de enormes bloques de hielo de color azul.
Ya con la jornada finalizada aparcamos la furgo para dormir delante del monte Cook y el Tasman. A la que el sol se fue se quedó un cielo estrellado resaltando la vía láctea con un tono blanquecino muy bonito. El amanecer fue otro espectáculo ver como los rayos del sol iban incidiendo en los puntiagudos picos.
Nos levantamos con mucha energía y nos dirigimos hacia el otro glaciar, Franz Josef.
Emprendimos una dura caminata llamada "Alex Knob" y la recompensa fue un regalo que se recordará toda la vida.
Un día en el que el sol relucía con su máximo esplendor y el cielo estaba totalmente despejado y enfrente nuestro de nuevo el Monte Cook y el Tasman y a menor altura el resto de los alpes con el mar de Tasmania como invitado de lujo. Uf! son de esos paisajes que uno tarda en olvidar, podríamos estar redactando líneas y líneas pero es indescriptible lo que pudimos ver a lo alto de esa montaña.
Después de esa preciosa excursión volvimos a dormir de nuevo delante de Cook y Tasman. Nos levantamos con la sensación de ya haber tenido una experiencia lo suficientemente increíble como para poder ya partir para nuestro siguiente destino.
Nos levantamos con mucha energía y nos dirigimos hacia el otro glaciar, Franz Josef.
Emprendimos una dura caminata llamada "Alex Knob" y la recompensa fue un regalo que se recordará toda la vida.
Un día en el que el sol relucía con su máximo esplendor y el cielo estaba totalmente despejado y enfrente nuestro de nuevo el Monte Cook y el Tasman y a menor altura el resto de los alpes con el mar de Tasmania como invitado de lujo. Uf! son de esos paisajes que uno tarda en olvidar, podríamos estar redactando líneas y líneas pero es indescriptible lo que pudimos ver a lo alto de esa montaña.
Después de esa preciosa excursión volvimos a dormir de nuevo delante de Cook y Tasman. Nos levantamos con la sensación de ya haber tenido una experiencia lo suficientemente increíble como para poder ya partir para nuestro siguiente destino.
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